Hoy, 29 de marzo de 2012, sobran los motivos para parar la economía enfermiza en la que vivimos; sobran razones para salir a la calle a denunciar la pseudo-política que sufrimos. La enésima reforma laboral orientada a precarizar y subyugar aún más la vida de la inmensa mayoría se enmarca en un contexto de creciente barbarie generalizada. Esto hace que una huelga general, como reacción masiva encaminada a reunir fuerzas populares, sea absolutamente necesaria.
Aún
así, la huelga general puede adoptar dos enfoques: un enfoque
reformista, en el que se dan por sentadas las principales
instituciones del sistema estatal-mercantil y se reivindican algunas
mejoras en las condiciones de vida y en los derechos sociales, o un
enfoque antisistémico, en el que se impugnan las principales
instituciones del sistema y se apunta a un cambio sistémico, es
decir, una transformación social profunda y cualitativa, no
meramente superficial y cuantitativa, de la sociedad. En el caso que
nos ocupa, los planteamientos reformistas son expresados sobretodo
por las centrales sindicales mayoritarias, CCOO y UGT; estas
sostienen que frenar el avance de la reforma laboral es el único
objetivo de la huelga, sin denunciar en absoluto la idiosincrasia del
Estado “representativo” y la economía de mercado capitalista,
poniendo de manifiesto su plena connivencia con estas instituciones.
Por otra parte, los planteamientos de carácter antisistémico son
principalmente expresados por las centrales sindicales
“alternativas”, especialmente las anarcosindicalistas, que
preconizan más o menos explícitamente la abolición del capitalismo
y del Estado. Así, aunque estas reivindican también mejoras de
carácter superficial y parcial, entienden el reformismo como un
medio para conseguir eventualmente el fin último del cambio
sistémico liberador, a diferencia de los planteamientos meramente
reformistas que conciben el reformismo como un fin en sí
mismo.
Consideramos
que hoy en día es menester, en primer lugar, desenmascarar
los planteamientos reformistas, que son presentados como parte de la
solución cuando, en realidad, forman parte claramente del problema.
Sin convenimos que la raíz del problema es un sistema basado en una
inmensa y creciente concentración de poder en todos los ámbitos,
cualquier fuerza política y/o sindical que encubra la fuente del mal
y la reproduzca a través de una organización jerárquica se está
poniendo en evidencia como agente provocador de confusión ideológica
y desorientación estratégica. Por el otro lado, en segundo lugar,
hoy en día también es necesario superar
los planteamientos reformistas-antisistémicos propios del
anarcosindicalismo: la creación de una atmósfera de lucha cotidiana
a través de reivindicaciones concretas, parciales y inmediatas con
el objetivo de forjar una consciencia sólida de la opresión y la
explotación, estrechar los lazos de solidaridad y fomentar la unión
y la fuerza de los trabajadores/as es un factor necesario para la
liberación social, pero también insuficiente por sí mismo. Esta
insuficiencia sólo se puede superar si esta lucha forma parte
explícita de un proyecto global para construir una nueva
organización social y si está conectada con una estrategia de
transformación social general con unos medios claramente definidos y
articulados en múltiples ámbitos de la sociedad; de lo contrario,
está condenada a caer en el reformismo como finalidad, a pesar de
que la intención sea, en primera instancia, concebir el reformismo
sólo como un medio.
En otras palabras, no podemos
esperar que el cambio sistémico hacia una sociedad realmente
autónoma y comunitaria provenga de una revolución social que
concebimos en un futuro lejano y que, para avanzar hacia tal
revolución, no nos queda otro remedio que reivindicar medidas
reformistas esperando que esto conduzca a la radicalización de las
conciencias y a la creación de las condiciones para la revolución.
Tenemos que ser realistas: si nuestro objetivo político primordial y
principal no es, aquí y ahora, efectuar un cambio sistémico, este
no llegará nunca, sino que se limitará perpetuamente a ser una vaga
idea sobre el papel. El primer paso para conseguir una meta colectiva
tan importante como esta es quererla decididamente, compartirla
ampliamente, reflexionarla profundamente y pensarla conscientemente.
Así,
el único modo en que una huelga general puede contribuir
efectivamente al cambio sistémico liberador que necesitamos es
haciendo que, clara y explícitamente, la reivindicación principal
de la misma sea el cambio sistémico liberador. Puesto que la causa
primordial y principal de los males de la sociedad actual es el
sistema estatal-mercantil establecido, nuestra reivindicación
primordial y principal tiene que ser, lógicamente, la abolición de
dicho sistema en favor de una nueva forma de organización social
realmente democrática. Si se esgrime eso de “esta
reforma laboral es necesaria para la economía”
tenemos que responder situando las cosas en su lugar: “precisamente
por eso nuestro objetivo principal es deshacernos de una economía
que tiene necesidades y dinámicas que resultan alienas y contrarias
a las necesidades y voluntades de las personas”.
Si nos dicen que “los
gestores políticos del sistema actual se encuentran impotentes
frente a los condicionamientos e imperativos del mercado”
nosotros, con más razón, podemos responder “esto
sólo reafirma la necesidad de abolir el sistema de mercado como
forma de asignación de los recursos económicos y los
“representantes” políticos como forma de toma de decisiones
políticas”.
Ahora
bien, sólo podemos propugnar el cambio sistémico liberador como
objetivo primordial y principal de nuestra lucha si estamos en
condiciones de hacerlo, es decir, si disponemos de un proyecto para
construir una nueva forma de organización social y, aún más
importante, si ponemos en marcha una estrategia general para efectuar
el cambio sistémico. La huelga general podría ser una de las
tácticas que formase parte de tal estrategia. Para que así fuera,
sería necesario conectar las reivindicaciones parciales,
superficiales e inmediatas con una lucha global, profunda y a largo
plazo. Es necesario que la huelga general sea una táctica más
en el marco de un movimiento cotidiano dedicado no sólo a combatir e
impugnar el sistema actual sino también a construir paralela y
progresivamente un nuevo sistema de organización social y su
correspondiente sistema de valores. Es menester,asimismo, que este
nuevo movimiento emancipador se organice no sólo en base a la clase
trabajadora, como se ha concebido tradicionalmente, sino que todas
las personas que repudian los distintos tipos de opresión se unan en
base a un paradigma común que impugne toda forma de concentración
de poder y propugne la igualdad de poder en todos los ámbitos de la
sociedad.
29 de marzo de 2012
Efectívamente es fundamental cambiar el sistema para la protección y gestión de los recursos del planeta. Estamos en un momento histórico donde es inebitable ese cambio de gestión donde se prime la concienciencia y un auténtico concepto y cultura del bienestar social frente al neoliberalismo consumista de un sistema en decadencia que se colapsa, extingue y aniquila los recusos naturales contaminando la tierra. Ese cambio es vital, costará conseguirlo, pero todos podemos hacer algo para conseguirlo desde nuestra conciencia induvidual para crear una conciencia colectiva solidaria. probablemente la vía de conceguirlo es la rebelión global:la desobediencia global. La INSUMISION
ResponderEliminarLa insumisión y la desobediencia será un recurso y un hecho muy positivo, pero hará falta también un proyecto general común con una estrategia de transición para llevarlo a cabo, para ir construyendo progresivamente las bases (tanto a nivel institucional -asambleas populares con cada vez más poder, nuevo sector económico demótico, educación emancipadora...- como a nivel de los valores y las consciencias de la población) de la verdadera democracia.
ResponderEliminarUn buen texto para reflexionar sobre esto es el de 'Estrategias de transición y el proyecto de la Democracia Inclusiva', en particular la segunda parte, que habla de la propuesta (pág. 24): http://www.democraciainclusiva.org/txt/eestrat.pdf
Saludos!!